Viajando por Europa nos toca pararnos en las islas
británicas, porque hoy no toca un coche cualquiera, hoy toca uno de los
grandes, de los coches que cuando ves en las pocas ocasiones que tendrás de
verlo en tu corta pero gran vida te pondrá los pelos de punta y lo verás como
un acontecimiento que hay que marcar salvo que tengas uno en tu flamante
garaje, el Jagua XJ220.
Cualquiera diría que una marca centrada en la fabricación de
turismos, de los cuales han marcado época algunos, de repente sacara un
superdeportivo, algo que según cuentan fue diseñado por un grupo de ingenieros
que se aburrían los fines de semanas y se dijeron, “Vamos a diseñar coches”, y
después de tanto trabajo salió esta obra de arte.
A pesar de la grandeza de este vehículo, cabe destacar que
en principio iba a ser un V12 de tracción total que se acabó quedando en un V6
turbo de tracción trasera, destacando lo segundo para la diversión de los 275
afortunados que pudieron disfrutarlo en su día. Un superdeportivo para combatir
a grandes marcas como Lamborghini o Ferrari, y bien que lo consiguió. Era el
coche con mayor velocidad punta (343 km/h) hasta la llegada del todopoderoso McLaren
F1.
¿Y que tenía?, pues lo ya mencionado, un V6 turbo de 3500cc
que daba la friolera de 550CV a unas magnificas 7500rpm y un par de 645Nm a
3000rpm menos que su máxima potencia. Además contaba con una silueta que
impresionaba al mayor desconocedor del automovilismo y el dato más relevante,
los faros traseros eran de Ford Escort (algunos afortunados llegaron más lejos
de lo que pensaban). Por otro lado tenemos algunas desventajas que a más de
alguno agradarían por la “pureza” de esta bestia inglesa que merecía llevar ese
felino en su escudo, ¿el ABS? Pues se lo dejaron en la fábrica, al igual que la
dirección asistida la cual era una ventaja para aquellos que en vez de ir al
gimnasio querían disfrutar de las carreteras de su zona.
Lo más interesante es el concepto, algo que no existe en la
actualidad y al ritmo que va la industria del automóvil nunca volveremos a ver,
esto era un “concept-car”, algo así como para ver hasta dónde podía llegar
Jaguar sin tener que comercializarlo, pero el sueño se hizo realidad, no como
en la actualidad, que los susodichos a la hora de pasar a producción (los pocos
que pasan) no se parecen ni en el blanco de los faros al modelo original.
Por
así decirlo Jaguar le “echó huevos” y así le salió. Pese a no vender lo prometido
(se prometieron 350 y se quedaron en 275 unidades normales), este devorador de
kilómetros de 1500kg nos costaba nuevo 450000 libra esterlinas de la época
(hablamos del año 1992), lo que obviamente hoy en día se nos iría un poco más, quién
sabe si así a ojo nos saldría un coche con algunas carencias tecnológicas unos
800000€, pero claro, se trata de un coche único de una marca que después de
esto no se le ha visto nada tan “grande” aunque prototipos siempre hay de todo.
Por último, además de saber que nos depararán estos ingleses
(después de ver su nuevo y flamante F-Type) que ahora están financiados por
Tata Motors, se fabricaron otras unidades bajo la denominación “S”, ¿y que
tenían?, pues lo típico que podemos ver en una versión que pide un poco más,
una versión usada con los repuestos de los que corrieron en su época en la Le
Mans series, algo así como si Ferrari reciclara sus motores de la fórmula 1 de
esta temporada y sacara unos flamantes Fiat 500S, bajo la denominación
Specially Slowly. Y hasta aquí todo sobre este flamante supercoche que marcó
una época para esta marca que nunca llego a sucederse de la manera que todos
los aficionados del automovilismo deseábamos.