Bueno, pues hoy toca clásico alemán, tirando allá por Stuttgart
donde reside hoy en día su sede, y no, no vamos a lo típico, ni 911 ni 300 SL,
aunque algo más parecido al segundo puesto que lo sucedió, nos referimos al
Mercedes Benz 230 SL también conocido como “Pagoda”. Cabe destacar que habían
otras 2 motorizaciones, 250 y 280 SL, pero nos centramos en la primera en esta
entrada.
Cuando ves este coche por primera vez, ¿en qué piensas?, ¿es
un prodigio de la ingeniería?, ¿es un trozo de chapa con 4 ruedas?... No,
piensas en lo que es la belleza siempre y cuando esté vacío y te refieras a un
automóvil en sí, si hay una rubia cañón apoyada en su capó, pues ya es un plus
y tu cerebro hace un 2x1 y se acaba liando en que belleza apreciar y fusiona el
coche y a la señorita en un éxtasis de belleza que sólo experimenta el cerebro
humano.
Pero… no es solo belleza este coche, su debut en el Salón
del Automóvil de Ginebra predecía que sería un gran coche, era algo así como un
término medio entre el monstruoso y famoso 300 SL, también conocido como alas de
gaviota, y el 190 SL, considerado en la época como un coche destinado al
público femenino, como los primeros SLK amarillos, es decir, algo que a
los alemanes les hacía tener un flamante mercedes, sin jugarse tanto la vida o
la billetera y sin caer en que los “amigos machos”, esos que cuando llegan a
casa tienen la discografía de Village People escondida en un sótano con un
botón rojo que pone “no pulsar”, se rieran de ellos.
Vamos a los términos más técnicos de este coche, en primer
lugar, motor de 6 cilindros, esos que desaparecen hoy en día a favor de los V8
o los 4 en línea con un turbo considerable, que daba 150 CV en 2300 centímetros
cúbicos, recuerdo que hablamos del año 1963, por lo que son unas cifras
bastante considerables a un par de 196 Nm. Con sus 1330 kilogramos lo hacen un
coche, que remontándonos a tiempos actuales, perfecto para un paseo a la luz
del sol sin renunciar a una conducción deportiva “vintage” de los años 60, algo
que a día de hoy todo amante de los coches debería disfrutar alguna vez en su
vida.
¿Por qué lo apodaban “Pagoda”?, para ello empezamos
aclarando que significa dicho término. La Pagoda es un estilo de edificio
atribuido a países asiáticos como China, Japón o Tailandia el cual estaba
formado por varias plantas las cuales están divididas por tejados en cada
planta y que normalmente estaban asociados a la cultura budista. Dicho coche se
fabricaba en principio con techo rígido, ese que es perfecto para dejarlo en
casa el típico día que la Ley de Murphy está presente con esa gran nube negra
que persigue a tu coche día y noche y una vez puesto el techo para salir otra
vez para no mojarte se convierte en una sauna pues el que te sigue es tu propio
sol personal. Este techo se parecía a las “Pagodas”, o en mi opinión se daba un
cierto aire que con un poco de imaginación se hizo famoso en la época, algo así
como un “trending topic” pero con teléfonos con los números colocados en un
círculo.
Pagoda originaria de países asiáticos |
Techo "Pagoda" del Mercedes 230 SL |
Ejemplo de esta difusión:
Mats: -Oye tío, ¿has visto el nuevo mercedes que han
presentado en Ginebra?
Bastian: -Que me aspen… Si eso no es una “Pagoda”.
Mats: -Es verdad, voy a decírselo a Julien y a los otros,
adiós.
Eso sí, se trata de un coche de fin de semana, algo para
lucir mientras disfrutas de él, aunque nada barato, pese a que se fabricaron
unos cuantos y otros más (menos de 50000 unidades, pero de los tres modelos,
haciendo una estadística a ojo rápida, 50000/3=16666 y con redondeo y eso pues
unos 17000), andan por 30000€ en Alemania los más baratos, así que es algo que
en nuestra gran España es apto para los políticos y los agraciados económicamente
que cada vez abusan más de los que no lo son.
A modo de despedida, seguimos con algunos datos que nos
hemos dejado por detrás, el 0 a 100 km/h en 11 segundos, ¿repetimos que se
trataba del año 63?, velocidad máxima de 195 km/h, por lo que no aptos para
pelos-tupe de los 60, cambio automático, sí automático, pero exprimido al
máximo realizando los cambios en el límite máximo recomendado, aún así es el
pie del que pienso que cojeaba este coche, pero claro, podíamos elegir el
manual de 4 velocidades (lo del automático iba más bien por curiosidad), y por
último algo que debería omitir debido a la lógica del mismo, ya que era un
mercedes, ¿cómo dudar de los acabados de un Mercedes Benz con las siglas SL?.